viernes, 16 de noviembre de 2012

Charla de José António

Hasta el momento sólo hemos tenido una ponencia en clase. Sin embargo ha sido una gran ponencia, una charla de esas que como mínimo te entretienen y te hacen pensar. Después de todo es de eso de lo que se trata ¿no? En fin, la charla nos vino de parte de José Antonio, psicólogo y profesor de religión del colegio Pedro Herrero. José Antonio, resultó ser un hombre muy cercano, del que destacaría su "normalidad". Con normalidad me refiero precisamente a eso, es un "tío", si se me permite la licencia, cercano, afable e implicado. Aunque el formato de la charla fue el de una "clase magistral" (y lo pongo entre comillas porque no fue así del todo), fue bastante interesante y amena. Nada que ver con las clases magistrales y ponencias a las que nos tienen acostumbrados los conferenciantes de postín, con ese sopor que invade tu cuerpo en cuanto empiezan a hablar. José Antonio supo captar nuestra atención desde el principio con el dinamismo própio del que está acostumbrado a lidiar con "feroces" adolescentes. En la charla se trataron varios temas, pero lo que más me llamó la atención fueron los testimonios que nos contó sobre el día a día en las aulas. En especial nos comentó sobre la resolución de conflictos en el aula: "es mejor ir soltando "pequeños Tomahawk" de vez en cuando, que nunca decir nada y un día de repente soltar una bomba de cinco Megatones". Comentó también la importancia del chicle. Sí, sí, del chicle. Quizá nos suena un poco raro o incluso contradictorio, cuando en la mayoría de centros está prohibido su consumo en las aulas. Sin embargo nos explicó que es un modulador de voz genial que a su vez impide que se te seque la garganta si tienes una clase "larga" en la que no paras de hablar. Por supuesto haciendo esto deberíamos ser consecuentes y no obligar a nuestros alumnos a tirar el chicle que lleven en la boca durante la clase. Acabó la charla, y con esto acabo yo también, poniéndonos una presentación PowerPoint acerca de la motivación, a nivel profesional pero sobre todo a nivel personal, y relatándonos una conmovedora historia de un alumno y su maestra que hizo que más de uno necesitara sábanas para secar tantas lágrimas.

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